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«No es fácil dar una oportunidad a un entrenador que sea de la casa»

Cuando José González ‘Gus’ recibió la llamada de Pepe Cuevas el pasado verano para formar parte del cuerpo técnico del Villanovense supo que esa era una gran oportunidad que quizás no debía dejar pasar. Lo pensó y lo meditó junto a su familia, pero era consciente de que para él, un apasionado del fútbol, poder aprender y seguir formándose como entrenador en una liga como la Segunda Federación podría ser un importante paso en su carrera. Pero también sabía que tarde o temprano llegaría su momento: el de ser el primer entrenador del Villanovense. La salida de Manolo Cano en plena temporada hace varias semanas precipitó la llegada del técnico al banquillo del conjunto serón.

¿Ha sido una Navidad diferente para usted?

Han sido tranquilas. Las he disfrutando junto a mi familia. Eso sí, están siendo un poco distintas por lo que se viene ahora, pero intento desconectar dentro de lo que es posible, aunque siempre con la mente puesta en afrontar lo que está por venir en lo deportivo. Ahora pensamos en la Cerdanyola. Todos los rivales son complicaods porque hay mucha igualdad y la clasificación está muy apretada. Por eso es importante preparar bien cada semana.

¿Ha digerido ya lo de ser entrenador del primer equipo del Villanovense?

El fútbol no te da pausa para digerir nada, hay que hacerlo rápido. Hace unas semanas Manolo Cano nos dio la noticia de su marcha por motivos personales, así que a partir de ahí hay que digerirlo todo muy rápido, se toma la decisión, se valora con la familia y después a estar a tope.

"Quiero pensar que este es el premio al trabajo y al esfuerzo"

¿Qué le dijo su familia cuando les dio la noticia de que usted iba a ser el nuevo entrenador del Villanovense?

Mi familia me da consejos, pero es verdad que yo intento aislarlos del fútbol porque bastante tengo yo ya. Mi hijo no puede vivir con el sueño de su padre y no creo que sea necesario hacer el fútbol demasiado protagonista en casa. En mi casa debo ser un padre normal que quiere lo mejor para su familia. Tengo la capacidad de saber separar todo perfectamente y así lo llevo a cabo.

¿Este es el premio a muchos años de trabajo y esfuerzo?

Quiero pensar que sí. Arranqué como entrenador en cadetes de División de Honor de La Cruz Villanovense y la primera experiencia fue muy buena porque ganamos la liga y el Campeonato de Extremadura. No quise dar más pasos adelante el siguiente año y volvimos a hacer una buena temporada. Luego, ya en juveniles, logramos el ascenso a División de Honor y dos permanencias consecutivas en la categoría. La segunda, es decir, la del año pasado, fue espectacular con un histórico quinto puesto. Vi una evolución tremenda de los chavales y éramos capaces de competir ante cualquier rival y ante las mejores canteras de España. Era un equipo muy reconocible. La prueba está en que hay muchos chavales que ahora juegan en otras canteras de Primera y en el Villanovense también hay varios canteranos este año.

¿Hacía falta ya que el primer equipo volviera a contar con canteranos?

El año pasado tuvimos la suerte de que diez chicos hicieron la pretemporada con el Villanovense. Por aquél entonces Juanma Pavón y Jesús Vázquez lo pusieron todo muy fácil y pronto vimos que había algunos que tenían capacidad para tener un futuro en el fútbol. Fue ahí cuando se empezaron a valorar ciertos nombres de chicos que podrían dar el salto y ser uno más dentro de la dinámica del primer equipo. El pasado verano, cuando me llamó Pepe Cuevas, fue un plus y una motivación saber que podría volver a entrenar a esos chavales que conocía desde hace años. Al final para un entrenador ver la evolución de los chicos que entrena es una gran satisfacción, tanto como un título. Por eso en la segunda vuelta del año pasado en División de Honor, que estábamos salvados, mi gran objetivo era lograr que alguno de los chicos debutara con el primer equipo.

"El Villanovense ha evolucionado mucho en los últimos diez años" 

¿Es importante contar con gente de la casa?

El Villanovense, en los últimos diez años, ha sido un club que ha evolucionado continuamente y ha destacado por la estabilidad gracias a la consecución de grandes metas. Partidos de Copa del Rey ante Barcelona o Sevilla, fases de ascenso a Segunda División… la clave de todo ha sido formar un grupo de canteranos y gente de la casa. Ese ADN de gente de la casa ha sido fundamental para todos esos logros.

¿Y a los entrenadores es más difícil darles esa oportunidad?

Es cierto que han sido pocos los entrenadores de la casa que han tenido la oportunidad de entrenar al primer equipo. Es difícil que te la den aunque estés preparado. Aquí llegamos por decisiones que otros toman por nosotros. El fútbol no es como una oposición que te preparas y sacas adelante gracias a tu esfuerzo y constancia. Aquí no es así. Siempre hay alguien que debe darte esa oportunidad y a mi por suerte me la han dado.

¿Qué diferencias hay entre el Gus entrenador y el que era jugador?

Creo que hay muchas. Los últimos años que tuve como jugador los compaginé con mi labor como entrenador de base. Ahí fue cuando empecé a ver el fútbol de otra manera. Empiezas a fijarte más en los sistemas, en la táctica o en los condicionantes de partido. Digamos que es una situación muy diferente dentro del fútbol y con tareas completamente distintas.

"Soy una persona cercana y tengo los pies en el suelo. Me gusta cuidar los detalles y estar cerca del jugador cuando lo necesita"

¿Cómo te gusta ser como entrenador?

Para definirse uno lo mejor es preguntar a los demás. Creo que soy una persona cercana en todos los ámbitos y tengo los pies en el suelo. Soy muy familiar y soy muy exigente conmigo mismo, por lo que también exijo a los demás. También me gusta mucho cuidar los detalles y estar cerca del jugador cuando lo necesita. Cuando lo hace bien que sepa que luego hay otra semana de trabajo y ya no vale lo anterior.

¿Y más allá del fútbol, que le gusta hacer?

Ahora mismo con el fútbol, con mi vida personal y familiar y con mi trabajo creo que las cosas que me podían gustar han pasado a un segundo o tercer plano. Antes me gustaba ir los sábados a pescar con algún amigo y desde que me metí en el mundo del fútbol no sé ni donde tengo la caña. O el pádel, que ya no sé ni dónde está la pala. Mi vida personal es muy básica, me levanto temprano, ayudo con mis hijos y luego me vengo a entrenar. Por la tarde debo compaginar trabajo, fútbol y mi pequeño. Un club tan profesional como el Villanovense, dentro de las limitaciones que pueda tener un equipo de Segunda Federación, se debe de tomar más allá que un simple trabajo. Soy consciente de que tengo inexperiencia y lo debo suplementar con mucho trabajo porque sé que el entrenador del rival tiene esa veteranía que yo no tengo y la única manera que tengo de superarlo es viendo partido, analizando rivales, saber por dónde le podemos meter mano, etc.

"La exigencia tiene que ser máxima" 

¿Se toma el fútbol como afición o como trabajo?

Nos metemos en este mundo como tema de hobbie, pero en División de Honor me di cuenta de que de eso nada. Los equipos son todos muy profesionales, con muchos más recursos. O te igualas a los demás equipos o si coges esa dinámica al final no puntúas ni ante equipos de tu nivel. La exigencia tiene que ser máxima.

A usted le gusta mucho hablar de eso de la flecha hacia arriba

Eso viene del cuerpo técnico del año pasado. Tengo claro que el fútbol, además de buenas sensaciones y trabajo, los equipos tienen rachas. Cuando tienes dos y las metes y ellos tienen otras dos y no las metan tu flecha está hacia arriba claramente. Eso hay que aprovecharlo y hay que exprimirlo, es ahí cuando hay que ser más descarados, especular menos y ser mucho más atrevido.

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