El fútbol es una pasión que en la mayoría de veces se transmite de generación en generación. El amor por unos colores, la ilusión y la manera en que cada uno lo vive en muchas ocasiones va de padres a hijos. 

Lo que no es tan habitual es ver jugar en el mismo equipo a padre e hijo, una circunstancia tan pocas veces vista como llamativa. Eso fue lo que ocurrió el pasado fin de semana en el partido que disputó el Monterrubio en Malpartida de la Serena ante el Sporting Malpartida, donde Francisco Javier Tamayo vio cómo su hijo, César Tamayo, disputaba minutos junto a él en el campo. 

Los 28 años de diferencia entre ambos no impidió que los dos pudieran compartir sus dos pasiones: el fútbol y el equipo de su pueblo, el Monterrubio. El joven César Tamayo, de tan solo 16 años y de edad cadete, entró al campo en el 83 de partido con todo sentenciado y pudo disfrutar de algunos minutos en este partido, un partido que a buen seguro ninguno de los dos olvidará.

Y es que además el Monterrubio lidera la tabla de su Grupo 2 de Segunda Extremeña con 40 puntos, siendo líder destacado de la clasificación y sin haber perdido un solo partido en lo que va de temporada.